¿Qué significa la dualidad? ¿Qué son las polaridades?

La dualidad nos dice, que las cosas son BUENAS O MALAS, blanco o negro, enojado o contento, conocemos el mundo a partir de la dualidad. Conocemos la noche, porque existe el día, conocemos perder, porque también sabemos lo que es ganar, somos responsables y rechazamos la irresponsabilidad, somos egoístas y deseamos ser generosos.

Creemos que no pueden existir las dos en un mismo tiempo y espacio.

Como seres humanos, tenemos la convicción, de que se es una cosa u otra. Se focaliza en uno de los polos (ser egoísta), por ejemplo, sin tener la capacidad de ver el otro polo (ser generoso) que también existe y es parte de uno. El focalizarse en un polo es una mirada falsa, irreal e incompleta de uno mismo. Ambos polos habitan en mí.

Siempre se pensó que para que aflore lo positivo había que luchar contra lo negativo. NO ES ASÍ.

Los antiguos chinos decían… ¨la forma más efectiva de luchar contra el mal es un enérgico avance en el sentido del bien” y en eso necesitamos concentrarnos. Desarrollemos nuestras cosas buenas, aquello que nos hace felices o nos conecta con ¨estar bien¨.

AQUELLO A LO QUE SE LE PRESTA ATENCIÓN CRECE.

Sí yo sólo le presto atención a las críticas, al enojo que siento, a la desvalorización…eso es lo que va a crecer y a ocupar más lugar en mi vida.

¿Qué querés que crezca en tu vida, en vos mismo, en tu familia y en los otros?, entonces… ¿a que necesitas prestarle atención?

Necesitamos INTEGRAR NUESTRAS POLARIDADES. ¿Qué significa?

La alegría no tiene sentido sin la tristeza, el día no existiría sino conociéramos la noche, y al mismo tiempo todo aquello que no nos gusta es lo que le da sentido y forma a lo que disfrutamos.

Integrar las polaridades implica transitar el camino del medio, dejar de juzgar y entender lo que observamos, verlo como una totalidad que nos completa, dejemos de poner en la sombra aquellas cosas que no nos gustan o que por alguna razón rechazamos en nuestras vidas.

Integrar es comprender que si yo elimino un polo de mi vida, inmediatamente desaparece el otro. Si elimino la oscuridad, elimino la luz. No existe uno sin el otro.

Si quiero eliminar mi egoísmo, va a desaparecer mi generosidad.

INTEGRACIÓN de polaridades = SALUD emocional y mental

En relación a esto una persona que se sabe violenta, y se ve sólo de esta manera o lo ven sólo de esta manera va a encontrar causas psíquicas para justificar por qué es así y quedarse tranquilo en vez de reconocer su aspecto cordial, amable y cultivarlo (integrarlo).

Imaginarse una situación desastrosa genera miedo.

Imaginarse una situación caótica genera caos.

Imaginarse el buen funcionamiento del cuerpo genera salud.

Si nosotros pensamos en positivo vamos a generar bienestar, de lo contrario generamos malestar.

En este aspecto la EDUCACIÓN es un pilar fundamental. Y en salud mental la PSICOEDUCACIÓN y EDUCACIÓN EMOCIONAL. Enseñarle a la gente cómo funciona el organismo y cómo podemos optimizar los recursos que tenemos.

Problema….1) analizo el problema (por qué me pasa)…2) busco estrategias para solucionarlo…….3) lo soluciono… 4) me siento bien.

Problema….1) soy consciente del malestar, 2) elijo como quiero estar….3) me siento bien…4) encuentro las estrategias para solucionar el problema… 5) incrementa la sensación de bienestar.

Este espacio es para toda la familia y está destinado a:

Generar un impulso hacia el conocimiento de uno mismo, es decir saberse perfecto e imperfecto, sano y enfermo, correcto e incorrecto.

Generar hábitos de contacto con espacios, actividades, pensamientos, movimientos, que generen bienestar.

Generar un impulso para que la persona reconozca y se identifique con sus aspectos positivos y que desde este lugar continúe con su crecimiento.

Para salir de un estado a otro hace falta un cambio de conciencia. La educación emocional se convierte así en herramienta clave para generar un cambio de conciencia.

Nuestras emociones nos brindan mucha información, interna y del afuera, necesitamos saber qué hacer con ellas, con nuestros pensamientos, creencias, mandatos, y todo aquello que nos conforma y nos dirige en una dirección, que quizás no es la que queremos.

La inteligencia emocional nos ayuda a tomar los datos emocionales como una parte del ser, una parte de la realidad evitando el olvido de todas las emociones que existen dentro de uno y también nos ayuda a darles cauce de una forma que genere superación y no destrucción. Aprender cuando y como expresarlas; si se trata de un dato exterior o interior; prestarle atención o no.

Debemos aprender que si bien una situación nos genera enojo no debe ser el enojo quien dirija la situación habiendo facultades más acordes para usar dentro de uno mismo, excepto que uno quiera mostrar el enojo, pero ¿para qué, con qué intención, por cuánto tiempo? Ser conscientes de la elección que hacemos y asumir nuestra responsabilidad.

El final del día

El final del día (también del mes, año o cuando finaliza cualquier actividad) nos trae sí o sí, lo queramos o no, nos demos cuenta o no, una percepción de cómo nos fue, con que gusto nos quedamos de lo que termina (igual que después de las comidas).

Lamentablemente nos han formado para “tener más ojo” con lo negativo (no importa si sos mujer o varón, si sos del norte o del sur y no se salva ni el pobre ni el rico) al final del día vamos a poner más énfasis (te des cuenta o no, sucede) en lo que no salió como queríamos, las cosas incómodas que pasamos, los malos tratos que nos ocasionaron o las supermacanas que nos mandamos.

Esta gimnasia tiene por objetivo ampliar el panorama de lo que sucede durante el día.

Entonces al final del día, antes de dormir (tenga un anotador al lado de la cama) escriba 5 sucesos positivos, agradables (no tienen que ser gloriosos eventos, sólo agradables), luego repáselos con la mente (no tanto los personajes, sino más bien las sensaciones).

Pueden ser situaciones agradables que nos hicieron vivir otras personas o nosotros le generamos a otros, sonidos, visiones, cosas ricas, recuerdos…rescate todas las sensaciones agradables.

Arme el cuadro entero no se cierre solamente en lo desagradable porque tendrá una mirada injusta y desequilibrada de su vida.

Aceptación y agradecimiento

Cuando nos ocurre algo que no nos gusta, inmediatamente dotamos a ese evento de un significado. Este significado es el que tiene el poder para poner en marcha emociones negativas como la ira, la frustración o la angustia.

Capturados por la emoción, es muy difícil salir de ella si no entendemos la raíz de lo que ha ocurrido y, por eso, la palabra clave es la aceptación, que no es sino la reconciliación con la realidad.

La aceptación nada tiene que ver con la resignación, entre otras cosas porque la resignación lleva a la inacción dolorosa al considerar que no hay nada que uno pueda hacer para darle la vuelta a las cosas.

La aceptación logra lo que nunca puede lograr la resignación, ya que, a diferencia de ésta, la aceptación impulsa a la acción, a la toma de responsabilidad, a ser uno plenamente consciente de que sí que es capaz de dar una respuesta a lo sucedido.

En la aceptación, la acción que se pone en marcha no es para rebelarse con lo ocurrido, sino para rebelarse ante la idea de que uno no tiene opción de respuesta.

En el momento en que yo me abro a la posibilidad de aceptar algo, también me estoy abriendo a la posibilidad de considerar que puede haber una oportunidad oculta en esa situación y que puedo buscar el otro lado de la moneda.

Las mejores opciones para que se abra la puerta de la oportunidad no están en dejarnos atrapar por reacciones o automatismos, por lógicos y razonables que me parezcan. La mejor oportunidad está en preguntarme: “¿Qué puede haber de valor en lo que me está ocurriendo”?

Hay otro elemento que puede ayudarnos mucho a reducir la tensión en la que vivimos. Me refiero al agradecimiento por todo lo valioso que hay en nuestras vidas y no dejarnos invadir por unos sentimientos que solo pueden tener su origen en una visión parcial de las cosas.

No tiene sentido que nos desgastemos tanto queriendo cambiar las cosas que, de entrada, están fuera de nuestro alcance, y que nos sintamos tan impotentes a la hora de gestionar nuestros propios estados de ánimo.

Decirle sí a la vida tiene que ver mucho con dejar de adoptar el papel de víctimas, dedicando nuestro valioso tiempo y energía a buscar culpables, y tomar responsabilidad a la hora de dar una respuesta a lo que nos sucede.

Frente a la resistencia o la resignación, están la aceptación y el agradecimiento. Tal vez porque ni la aceptación ni el agradecimiento parecen razonables, es por lo que nos permiten acceder a lo que tampoco parece posible.

Es hora de empezar…

…ESTAMOS A TIEMPO

A lo largo de la historia el ser humano se ocupó de enfrentar el mal, enfrentar la enfermedad, lo que golpeaba o lastimaba, las conductas moralmente reprobadas.

Esto hizo que los objetivos fueran investigar y acabar con el malestar y en el mejor de los casos con lo que lo genera. Viéndolo como algo externo, a destruir o modificar

Esta estrategia, nos confunde y nos impide tomar contacto con uno mismo, con la responsabilidad que cada uno tiene con el malestar, pensando que el problema o lo malo es lo que está afuera y necesito descartar de mi vida. Se dejó de estimular nuestras potencialidades, recursos y nuestra fuerza interior.

Esta estrategia es la que se ha usado hasta ahora y es, en parte, la responsable de lo que se está viviendo en este momento: Violencia, adicciones, maltratos, etc.

Se ha usado la inteligencia para buscar y sacar lo malo y en realidad necesitamos usarla para fortalecer lo bueno, nuestra inteligencia, concentración, memoria, altruismo, confianza, fe, optimismo, flexibilidad, buen descanso, buena digestión, espiritualidad sin dogmas ni fanatismos.

Queremos destinar este espacio para empezar a encontrarnos entre nosotros y cada uno consigo mismo, con su mundo interior, con sus necesidades, deseos, anhelos, emociones, dolores.

ENCONTRARTE TE VA A LIBERAR, TE VA A SANAR Y LA OPORTUNIDAD DE ENCONTRARTE SANAMENTE CON OTRO.

Es momento de priorizarte. Es tu momento.